RESEÑA
Una templada mañana mientras la brisa mecía el blanco pajonal, las totoras se agitaban saludando una lejana columna de humo que se elevaba en espirales buscando el cielo. Con el transcurrir de los minutos fue aproximándose como si surgiera de un punto negro que crecía acompañado de un sordo rumor. Finalmente resultó ser una rugiente locomotora del Ferrocarril Nacional Andino. Allí estaba Medardo Lucero con su bandera verde dando vía libre para su ingreso a una nueva estación en la margen derecha del arroyo San José, mientras que en la flamante oficina el almanaque marcaba el 27 de Octubre de 1896. Cómo podía imaginar Medardo que el frenético agitar del verde banderín sería el presagio de un hecho que con reiteración infinita, su comunidad saludaría los permanentes éxitos de la Decana de sus Instituciones Deportivas. Nace el Club Atlético Rivadavia Transcurría la primera década del siglo XX, los colonos afincados en esta zona pugnaban en dura porfía por superar las inclemencias del tiempo, la precariedad de implementos y las distancias, que sin ser grandes eran enormes considerando los medios para cubrirlas, para arrancar del suelo el dorado fruto de su esfuerzo, en aras de un venturoso porvenir. En este medio fueron construyendo sus hogares, bendecidos por la llegada de numerosos hijos que aportaron nuevas fuerzas para el trajín diario. Los más pudientes o tal vez los visionarios, conscientes de sus limitaciones y procurando para ellos un futuro mejor, sin medir esfuerzos, los enviaron a Villa María o Río Cuarto a iniciar sus estudios. Fue en la segunda década del Siglo cuando estos jóvenes retornaron a su terruño portadores de la experiencia atesorada y transmitieron las novedades allá vividas, entre otras el deporte, en especial la práctica de un juego muy novedoso: el football. Surgió de esta manera la necesidad de organizar una institución deportiva. A ese efecto, en el mes de Julio de 1913 se crea el CLUB ATLÉTICO CABRAL, logrando competir con instituciones de la ciudad de Villa María, entre otras, Unión Central, Sarmiento, San Martín e Instituto Sarmiento. Pronto las desinteligencias en el grupo, sumadas a obligadas ausencias, diluyeron el intento. Corría el año 1914, por razones familiares se radica en Arroyo Cabral el joven Roque Moisés Hillar, brillante jugador del Instituto Sarmiento de la ciudad de Villa María, quien con su natural condición de auténtico líder nuclea los elementos dispersos del C.A. Cabral al que se suma el aporte de nuevos jóvenes quienes se agrupan a los fines de la práctica del fútbol bajo la denominación de JUVENTUD UNIDA. Tras dos años de práctica deportiva, el 27 de Abril de 1917 se institucionalizan constituyendo el CLUB ATLÉTICO RIVADAVIA, orgullo legítimo de sus fundadores y simpatizantes desde aquel entonces hasta hoy y usina generadora de innumerables éxitos deportivos para la comunidad. Acta de Fundación “En Arroyo Cabral, a 27 días del mes de abril de 1917, y siendo las 8 hs. p.m., ante una invitación del Señor Roque Moisés Hillar, cuya finalidad es dejar constituida una sociedad deportiva, se reúnen en Asamblea, para el cambio de ideas respecto al fin que se persigue, los señores invitados: Don Juan Travaglia, Humberto Strubbia, Julio Galetto, José Quinteros, Roque M. Hillar, Emilio J. Tais, José González, Andrés Burns, Samuel Hillar, Guillermo Burns, Aníbal Callejas, Silvio Alcalino, Juan Bertotto, Domingo Allara, Enrique Alcalino, Ranulfo Almada, Luis Sobrero, Juan Burlón, Rómulo Castro, José Buffa y Ernesto Moro. A pedido del señor Juan Burlón se designa para este acto, una Mesa Directiva de tres miembros la que por unanimidad queda constituida así: Presidente Juan Burlón; Secretarios Samuel Hillar y Andrés Burns, quedando abierta la sesión a las 9 p.m. Mociona el Señor Roque Moisés Hillar para que se funde una Institución Deportiva, la cual difundirá la cultura física entre sus adherentes; puesta a votación se aprueba unánimemente, mociona el Señor Luis Sobrero se designe la nueva Institución con el nombre de un prócer argentino y se elija el distintivo oficial que caracterizará a la institución. Puesta a votación se aprueba por unanimidad el nombre de CLUB ATLÉTICO RIVADAVIA, con la insignia verde y blanca. Mociona el Señor Juan Alcalino se designe entre los concurrentes a la Asamblea la C.D. que regirá por un año los destinos de la nueva Institución, debiéndose constituir con los siguientes cargos: un Presidente, un Vice-Presidente, un Secretario, un Prosecretario, un Tesorero, un Protesorero y tres Vocales, puesta a votación esta moción es aprobada en todas sus partes. De acuerdo a la resolución que antecede, el Señor Presidente manifiesta que se procederá a la elección de la C.D. lo cual, se hace verificado el escrutinio, la C.D. quedó integrada de la siguiente manera: Presidente Señor Roque Moisés Hillar; Vicepresidente el Señor Juan Burlón; Secretario Señor Samuel Hillar; Prosecretario el Señor Andrés Burns; Tesorero el Señor Juan Alcalino; Protesorero el Señor Luis Sobrero; Vocales los señores Julio Galetto, Domingo Allara y Enrique Alcalino. Habiendo dado por finalizada su tarea, la Mesa Directiva levanta la sesión a las 11 p.m.” Firmado: Juan Burlón- Presidente Samuel Hillar y Andrés Burns – Secretarios Consolidación Institucional Qué hermosa aventura la de aquellos jóvenes, si la mayoría de ellos no llegaba a los veinte años, siendo su única preocupación la práctica deportiva y en especial el fútbol. El tiempo, implacable en su devenir, de la misma manera que traía la madurez y aumentaba las responsabilidades, minaba la potencia física sustrayéndolos de la práctica del deporte a aquellos entusiastas pioneros. Mas la llama encendida del fervor por la divisa, alimentada en tantas jornadas memorables, produjo una generación de brillantes dirigentes que asumieron la responsabilidad de consolidar la Institución que en los verdes años habían creado. Pronto comprendieron que ese objetivo se alcanzaría cuando obtuvieran el reconocimiento jurídico en primer lugar y en segundo, cuando dispusieran de casa propia. El 7 de septiembre de 1937 el Superior Gobierno de la Provincia de Córdoba, mediante el Decreto Nº 38578 Serie A, firmado por el Dr. Amadeo Sabattini, Gobernador de la Provincia y Dr. Santiago H. del Castillo como Ministro, concede la Personería Jurídica, alcanzando con esto el primero de los objetivos. En el año 1938, el 30 de octubre la Asamblea de socios, según acta Nº 236 aprueba el boleto de compra-venta de un terreno de 2.400 metros cuadrados en pleno centro de la localidad, cedido a un precio que podía considerarse una donación por doña María T. de Puxeddu, cumpliendo con ello el segundo de los objetivos y ambos sólo en el lapso de un año. Indudablemente cuando se procede con elevación de miras, sin otro interés que el de defender lealmente una causa, en este caso la del Club, siempre se llega, más tarde o más temprano a la meta. Un rápido crecimiento A partir de la compra del terreno, se inicia un período de vigoroso crecimiento, en realidad el pueblo todo estaba progresando, sus comercios prosperaban rápidamente al amparo de una colonia rica y laboriosa, su Club debía estar a la altura de las circunstancias y de verdad lo estuvo. Tan vigoroso fue el desarrollo que antes de terminar la década ya disponía de cancha de básquetbol y pista de baile. En publicaciones de la época se resaltaba como algo novedoso ¡piso de mosaico e iluminación eléctrica! evidentemente una avanzada para esos tiempos. Los bochófilos con gran empeño techaron sus dos canchas de bochas con chapas Ondalit. Con la demolición de la vieja propiedad de Don Emilio J. Tais (actual ex-estación de servicios del Señor Brarda), se aportó el material para que sus laboriosos asociados construyeran dos hermosas canchas de tenis de polvo de ladrillo. El 10 de septiembre de 1944, como síntesis de los anhelos de toda la Institución, se coloca la piedra fundamental para la construcción de la Sede Social. Como se celebra cuando un sueño se hace realidad, la comunidad cabralense celebró jubilosamente los días 16 y 17 de junio de 1945, la inauguración de la Sede Social. Más de sesenta años han transcurrido y aún hoy la Sede del Club Rivadavia es motivo de orgullo para la comunidad, ¿cómo debió serlo en el momento de la inauguración? La C.D. que capitaneó este trascendental evento fue la siguiente: Presidente Antonio Hillar, Vicepresidente Dr. Antonio Gallillo, Secretario Emilio J. Tais; Prosecretario Roberto W. Rosso, Tesorero Juan Hillar, Protesorero Héctor Moitre, Vocales José Madala, José Seoane, Santiago Bosnero, José Crespo, Cipriano L. Pedraza y Roque M. Hillar. Luego de este período de extraordinaria superación institucional sobreviene una etapa de sosiego como si toda la dirigencia considerara misión cumplida y se dispusiera a disfrutar de los logros alcanzaos, mientras se espera un recambio generacional. En la segunda mita de los años cincuenta, coincidente con los profundos cambios que agitaban a la sociedad Argentina, se produce en el seno de la Institución un reacomodamiento ajustando las estructuras a las nuevas demandas de la sociedad. El Tenis como deporte perdía popularidad, ya no se practicaba, en cambio el Básquetbol crecía vertiginosamente convirtiéndose en el deporte más popular. Esto obligó a disponer de mayores comodidades para la práctica del mismo y para albergar la creciente cantidad de público que asistía a presenciarlo. Por esa razón las Autoridades de la Institución disponen construir una nueva cancha de Básquetbol sobre las viejas canchas de tenis. El Fútbol, impulsado por un grupo de jóvenes gana nuevamente espacio dentro de las preferencias de la masa societaria; estando en la Presidencia Don Silio Bosio se compra el terreno donde actualmente se encuentra el campo de deportes, dando con ello por finalizado el peregrinaje a que estaban acostumbrados. Luego llega a la Presidencia del Club Don Etelver Fernández quien con un enorme esfuerzo personal encara el cercado del Estadio, lográndolo antes del fin de la década. En los años ’60 se construyeron baños y vestuarios tanto en las instalaciones de Básquetbol como en las de Fútbol. Se adquiere a la Suc. María T. de Puxeddu una fracción de terreno de más de 600 metros cuadrados que se suman a los existentes. El fin de los años ’60 encuentra al sector Bochófilo en pleno crecimiento. De la mano de Don César Bosco se inicia la remodelación de sus instalaciones, en realidad se reconstruyeron en su totalidad. Esta moderna edificación además del uso que le dan sus asociados y simpatizantes, tiene el enorme valor del recuerdo y el ejemplo, por eso la gente de Rivadavia no puede ni debe olvidar el modelo que dejaron Don César Bosco y los hermanos Juan y Silvio Alcalino, quienes en los últimos tramos de su existencia, con la salud debilitada por el peso de los años, pero con la voluntad y el sentimiento intactos legaron para las generaciones venideras un ejemplo para emular. En la década del ’70, materializando un postergado anhelo de la comunidad, en la primitiva cancha de básquetbol se construye una moderna pileta de natación recreativa con equipo purificador de agua instalando una cobertura parabólica de más de 1.200 metros cuadrados sobre la cancha de básquetbol con la intención de hacer un gimnasio cubierto de usos múltiples. Las dificultades económicas sumadas a la escasa participación de la gente han hecho que sólo esporádicos esfuerzos jalonen el intento de concluir esta obra. Hoy la realidad muestra que los días de crecimiento vigoroso quedaron lejos, que el deterioro gradual y paulatino va degradando obras de alto costo material y humano mientras que las nuevas generaciones se mantienen como ajenas al problema y los adultos atrapados en una realidad mezquina lo difieren para mañana, olvidando o desconociendo aquellas sabias palabras de José Ingenieros “MAÑANA ES LA MENTIRA PIADOSA CON QUE SE ENGAÑAN LAS VOLUNTADES MORIBUNDAS”. Conclusión Qué difícil resulta pretender explicar el comportamiento humano que insospechados límites de generosidad y grandeza se alcanzan, cuando las motivaciones surgen del amor a una divisa y al transmitirse de generación en generación forman la tradición. En sus casi 90 años de existencia, esta Institución accedió al pináculo de la gloria en cuanta actividad desplegó. ¿Cuántos forjaron su grandeza? ¿Qué fuerza tan poderosa los animó llevándolos al borde la hazaña? ¿Quién puede responder estos interrogantes…? La filosofía popular así lo definió: ¡Cómo te canta en el tablón la barra de los sedientos será siempre un sentimiento verde, glorioso Campéon! Dr. Juan Jacobo Alcalino Información provista por Ing. María Isabel Mariscalchi (2010) Tomado del libro “Clubes de Córdoba – 470 historias de pasión y pertenencia” y de la página www.clubesdemiprovincia.com.ar; ambos de Facundo y Fernando Seara. Fue conformado por iniciativa de un grupo de amigos que habían estado identificados con el Club Atlético Cabral –primera entidad deportiva de la localidad con fugaz existencia entre 1913 y 1914– y para suplir su ausencia el 27 de abril de 1917 crearon la nueva institución. En la Asamblea constitutiva se eligieron las primeras autoridades, proclamando a Roque Moisés Hillar como presidente; Juan Burlón vicepresidente y Samuel Hillar en las funciones de secretario. El 7 de septiembre de 1937 obtuvo la personería jurídica, en 1938 adquirió un predio en el cual a lo largo de los años construyó sus instalaciones deportivas y en junio de 1945 inauguró su sede social. Desde sus inicios el club se dedicó a la práctica del fútbol, habiendo participado en la Liga Independiente de General Cabrera y en la Liga Villamariense de Futbol en la cual participa actualmente, habiendo obtenido los campeonatos en los años 1974, 1975, 1991, 1992, 1995 y el torneo apertura de 2007. Los colores que lo representan son el verde y el blanco y su clásico rival es el Sport Club Colón. Asimismo el básquet ha ocupado un lugar importante en la entidad siendo un destacado animador de los torneos organizados por la Asociación de Basquetbol de Villa María. En el aspecto social son recordados los carnavales que a partir de la década del 80 organizaba el club y que tenían masiva aceptación popular y reconocimiento regional.

 

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