04 / 07 / 2019
INFANTO LVF 2019
Pensando en la formación de los niños

La presente Temporada Deportiva de la L.V.F. es particular y de suma trascendencia para la historia de ella, dado que a partir del año en curso las autoridades de la misma resolvieron que para que la Institución continúe en vías de expansión y de articulación con los distintos Clubes afiliados que la componen, era de suma necesidad la incorporación de las categorías pertinente al fútbol infantil.

De esta manera, en coordinación entre los Clubes afiliados a la L.V.F. y las autoridades de ésta, coincidieron en que a partir de la temporada 2019 se debía incorporar indefectiblemente el Infanto en el seno de las Instituciones y de allí la obligación de la Liga de coordinar la ejecución del proyecto.

Con la convicción de que se estaba tomando una decisión certera y pensando en todos los beneficios atinentes a la inserción de las categorías infantiles, el Departamento de Fútbol Infanto Juvenil llevó a cabo la ejecución de la iniciativa.

Después de un arduo trabajo coordinado entre Liga y Clubes, el 07 de abril del año en curso, luego del acto inaugural celebrado en las instalaciones del Club Leandro N. Alem (producto de que el primer torneo llevó el nombre de un referente del Club, Sr. Francisco "Pancho" Bordini, en reconocimiento a la labor y compromiso de Pancho hacía los chicos y la Liga), comenzó a rodar la pelota en las filas de las categorías 2007, 2008, 2009, 2010, 2011 (Promocional) y Escuelita. Un día histórico para la L.V.F. y para los Clubes que la componen, el Infanto era una realidad y las Instituciones veían disfrutar detrás de la pelotas a los niños que ya son parte del presente de cada uno de los Clubes.

Con gran esfuerzo y sacrificio de cada uno de los dirigentes, formadores y colaboradores de los Clubes afiliados, se llevó a cabo un torneo con matices bien particulares. En un ámbito deportivo donde se observa una intensificación de la competencia y conscientes de que la extremidad de dicha característica no deviene en resultados positivos en los niños, se resolvió tomar decisiones para atenuar dicho componente competitivo y se dejó plasmado desde el principio en las distintas normas que rigen la actividad deportiva.

Conscientes de que los niños se encuentran en una etapa clave de formación, desde el cuerpo reglamentario se llevaron a cabo determinadas observaciones a fin de evitar los derivados negativos de la extrema competencia. 

Pensando en la inclusión como eje central en la disciplina, desde el Reglamento se convino en dejar estipulado que todos los jugadores que se observen en planilla deberán disputar el partido, debiendo una vez iniciado el segundo tiempo de cada encuentro ingresar al campo de juego todos aquellos jugadores que se observen en el banco de suplentes, para lo cuál el árbitro del encuentro debió detener a lo largo del torneo el partido y ordenar los cambios reglamentarios, no quedando ningún niño sin jugar a la pelota durante la jornada deportiva.

Otro postulado que se creyó necesario incorporar fue el de no llevar a cabo "premiación" alguna a jugador alguno bajo el concepto de goleador y valla menos vencida, por lo cuál se evita apaciguar la importancia al rol individual y enfocarlo al aspecto colectivo de los equipos, recibiendo de esta manera un premio (medalla) cada jugador que ha formado parte de los equipos que han participado en el Primer Torneo Infanto Edición 2019. 

Quizás uno de los aspectos más relevantes tiene que ver con la decisión emanada por el Departamento Infato Juvenil de que se modifique la regla de puntuación de partidos. Se optó por generar un sistema de puntuación donde el equipo ganador sea retribuido con tres puntos, el empate sea puntuado con dos puntos y ante partido perdido sea otorgado un punto. Ese punto otorgado ante un partido perdido, es pensado en razón del sacrificio y esfuerzo de cada niño y su familia a fin de llevar a cabo la práctica deportiva y que ello sea una constancia.

La anotación de los goles tampoco estuvo exento a la hora de amortizar los efectos de un partido con un margen estrecho de goles. El objeto de ganar es parte de la lógica del fútbol pero quizás controlar una diferenciación abultada de goles pueda ser posible. Ante ello, la norma dicta que se registrará una máxima de diferencia de seis goles entre un equipo y otro, en caso de que los goles observados sean en mayor magnitud.

Ante todo los niños y la formación en ellos, formación que va de la mano con el significado de pertenecer a un equipo, de pensar en un colectivo en busca de un objetivo y evitando apaciguar los efectos de la competencia y la preponderancia individual.

Las Instituciones afiliadas que han incorporado el infanto a la Liga pueden observar como los días de jornadas infantiles han comenzado a modificar los matices de las canchas. Por los Clubes se vislumbran familias enteras observando el disfrute de sus hijos y hasta muchos padres, madres, tíos y tías deciden sumarse al seno de las comisiones de trabajo de los Clubes. El presente de las Instituciones es auspicioso, ya no será necesario cerrar las puertas o esforzarse el doble para llevar a cabo todas las tareas en el Club, hay nuevas personas dispuestas a colaborar.
 
La identidad de los Clubes se refuerza, el sentido de pertenecer a un equipo y a un Club se ve reflejado domingo tras domingo cuando comienza a rodar la pelota nº 4.

Con la postura firme de continuar trabajando para mejorar, los Clubes de la L.V.F. han comprendido sobre cualquier máxima posible que un niño inserto en un Club es un niño menos en la calle.
 

 

 


 















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